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Kim

de Rudyard Kipling

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Esta novela nos aporta, entre otros, el placer de leer por ejemplo la descripción de la carretera llamada del Gran Tronco, pasaje considerado como uno de los mejores trozos de la literatura universal.

Otras de las aventuras que depararon a quien exploraba el santasantórum fueron las de Kim, un niño indio que se movía con plena libertad entre los soldados británicos que ocupaban su país y que, mientras iba de un lugar a otro, permitía al lector conocer uno de los países más misteriosos del mundo.
    Rudyard Kipling fue un aventurero que tenía también la vocación de la escritura y que la desarrolló a tal grado que le fue otorgado el premio Noble. La palabra que puede distinguir lo que este escritor ocasiona en sus lectores es placer. Leerlo es transcurrir por la mestría en el uso del lenguaje.
    Recientemente se volvió a llevar al cine una de sus obras más importantes: El libro de la selva, que tiene como personaje central a Mowgli como protagonista. Un niño que vive entre los animales. Kim tiene un parentesco espiritual con Mowgli. Es decir, ambos personajes comparten rapidez de pensamiento, claridad de los sentidos, una conciencia luminosa, un capacidad gozosa ante las penalidades, una fuerte confianza en sí mismo y enorme lealtad. Sólo que uno convice con los animales y el otro con los seres humanos.
    El lector de esta novela es alguien afortunado, pues puebla su memoria de la gracia de un personaje como Kim y de los espectaculares paisajes orientales. En sus páginas nos envolvemos en bazares atiborrados de personas y objetos, indios, mahomeanos, afganos y bengalíes, así como en el placer de leer por ejemplo la descripción de la carretera llamada del Gran Tronco, pasaje considerado como uno de los mejores trozos de la literatura universal.

Kim se deslizó en la oscuridad. Ya suponía que habría centinelas colocados todo alrededor del campamento, pero se sonrió al oír las pesadas botas de uno de ellos. Un muchacho que puede escabullirse corriendo en una noche de luna por los terrados de la ciudad de Lahore, aprovechando la más pequeña sombra y los rincones más oscuros para escapar de su perseguidor, no va a detenerse por una simple línea de centinelas, aunque estén bien adiestrados.

Fragmento de Kim, de Rudyard Kipling

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Poema  If, de Rudyard Kipling,  tal como  se encontraba enmarcado en el santasantórum.

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